Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: tú puedes aportar una estrofa Lodung’okwe, 2023. Como si estuviéramos en el horno a punto de morir carbonizados, la gente clama por la lluvia. Hay que sacar el agua gota a gota de la arena y esta tarea implica un esfuerzo tal que, al llegar la tarde, las mujeres que han extraído el sgu y la han cargado a sus espaldas, quedan exhaustas y sin aliento para nada más. Ayer, Ana Lenkuro, que tiene tres hijas, y todas estudiantes, llegó cansada de pastorear a pedir 20 litros de agua que ni siquiera pudo cargar. En estos momentos difíciles la fe se incrementa para quienes hacen esfuerzos. Las mujeres han aprendido a valorar el trabajo de cada día. No hay cabras para el sacrificio, las deudas no se pagan, y a pesar de la indulgencia de los prestamistas, quien ha sido perdonado se ensaña contra su deudor por una pequeña cantidad. Hubo en Lodung'okwe un señor que ayudaba a todos, que aconsejaba, que era hombre de fe y muy apreciado por la comunidad. Una noche lo atracaron y lo mataron. La gente sabe quién fue, a qué clan pertenece y simplemente dicen: "por nuestros pecados no tenemos lluvia, ni desarrollo, ni líderes, ni ovejas para el sacrificio, ni terneros cebados para la fiesta, estamos reducidos y extenuados; nuestros animales se mueren, nuestros hombres deambulan como sonámbulos buscando qué hacer, y terminan matando el tedio con el licor que les hace olvidar momentáneamente su sufrimiento”. Ayer vino la mamá de Mpunyaki, una mujer en otro tiempo esbelta, afectada por el hambre y la tuberculosis, mientras su esposo sólo vive para el licor. La sequía ha afectado también la creciente población de elefantes y andan desesperados buscando alimento para sus crías. Recientemente, en Lodung'okwe, la gente trajo alimentos para los más pobres, y un grupo de niñas trajo un saco de arroz para compartir con huérfanos y viudas. Qué gran acción por parte de una comunidad agobiada por el hambre y todavía con capacidad de compartir desde su pobreza. En Lodung'okwe todos los días aparecen mujeres que nos muestran su sencillez, su sabiduría, su feminidad virtuosa. Ellas son las mujeres Samburu. A ellas apoya también GAM, en la medida de lo posible, con sus proyectos sostenibles, para ayudarles a crecer, a empoderarse y a que reconozcan, de una vez, el papel fundamental que desempeñan en su comunidad. “Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar.” (Walt Whitman) |
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Novembre 2024
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